Hojas selváticas y seres híbridos son el imaginario de Mo Vásquez
- EDS
- 28 jun 2017
- 3 Min. de lectura
Hay veces que se conoce a las personas por lo que hacen o lo que producen, lo cierto es que el producto de lo que hacemos dice mucho de nosotros. Varios de los murales de Mo Vásquez se me habían cruzado por la ciudad. Con ella, intentamos conocernos varias veces pero no se daba la oportunidad, cuando la vida no te cruza en el camino de alguien no es necesario juntarse. Pero era el 21 de junio y entre las nubes aparecía el sol que al ocultarse indicaría el cambio de ciclo, el solsticio de verano.

Nos habíamos citado en horas de la mañana, entiendo que el trabajo del artista muchas veces no es solamente producir, sino, también depende de la gestión. Mo me contó que estaba en reuniones para dar inicio a varios proyectos, por lo que me tomé el tiempo suficiente para llegar. Estaba en una de las calles principales del barrio La Floresta, donde los árboles son grandes y sus ramas dejan entrever los rayos de sol. Confundiendo la luz con mi memoria

En las afueras de la casa donde estaba el taller de la artista un niño jugaba junto a su abuela mientras disfrutaban del nuevo sol de verano.

Un mural hecho por Mo lucía en una de las esquinas de la casa.

Los ladrillos alivianados de otra época separaban el parqueadero del jardín principal, esos detalles muestran que la casa ha conservado detalles de su arquitectura original.


Al llegar encontré a Vásquez afinando detalles en el boceto del último mural que pintará en el marco de un festival ambientalista en Guápulo.

Caminamos por los espacios de la casona patrimonial que actualmente es una galería.


Artik, el sitio abrió sus puertas para agrupar piezas de colecciones limitadas de diseñadores y artistas con propuestas nuevas y frescas.

En una de las habitaciones de la casona construida aproximadamente en 1910 la artista había montados su taller.

Si hay algo que se destacaba en el ambiente es la personalidad entre la fuerza y la feminidad. El blanco de las paredes y el mobiliario se equilibraba perfectamente con la madera de los muebles y el azul de sus obras.

Meses antes me sorprendió un mural que Mo estaba pintando dentro de una iglesia, el uso del azul me atraía, me generó tranquilidad. Las obras que decoraban las paredes de su espacio se caracterizaban por el detalle.

Retablos cargados con líneas que forman figuras naturales: pájaros y hojas, definen un estilo. Durante su carrera ha mantenido una búsqueda constante sobre el color.

El blanco y negro ha sido parte de su producción artística. El azul representa un ciclo importante. Actualmente el uso de colores vivos forma parte de su paleta. De hecho una serie de pequeños cuadros en blanco y negro con símbolos de equilibrio habían sido ubicados por la artista sobre su escritorio.

Me hizo entender que quien se inspira en la naturaleza busca el equilibrio interno y la representación de Mo me daba cuentas de que en su creación existen varias expresiones de una armonía propia.
Mientras me dedicaba a hacer fotos de los muebles diseñados por la misma artista, Vásquez me contaba sobre los pájaros con cuerpo de humanos que aparecen en varias de sus obras.

Estos híbridos parten de un entendimiento entre la la expresión corporal humana y la posibilidad de imaginar seres mágicos y algo mitológicos.

Alrededor de su estudio estaban trabajos que han sido realizados por la artista bajo pedido. Las plantas eran otro elemento que le proveía armonía al espacio.

Una serie de pequeñas suculentas sembradas en corchos se encontraba al borde de la ventana.

Una planta traída de la Amazonía compartía el espacio con un libro de aves, mientras sus raíces se mostraban expuestas a través del vidrio. Según la artista, sus murales abstraen pequeños detalles que se encuentran en sus bocetos o dibujos para volverse magnos y grandes. Las hojas por ejemplo son otra base de su inspiración e investigación continua.

En un viaje reciente hacia la selva la artista recolectó diferentes especies de plantas para su investigación y posterior representación.

Sentada en su silla ‘Eames’ respondía los mensajes de celular que le llegaban continuamente. Mo a más de dedicarse a su arte y al muralismo, trabaja con la ilustración y el diseño gráfico para nuevas marcas. También ha pintado murales en varios países, años anteriores pasó por Buenos Aires lo que nos hizo recordar con nostalgia situaciones que nos habían trascendido. Me contó que permanentemente se encuentra aplicando para festivales de arte urbano.

Hasta eso el sol había cambiado sus ciclos. En una de las paredes a manera de representación entre la dualidad y la explosión se encontraba el sol de Mo, ese deberías llevarte – dijo.
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