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Los trazos del ruido por Faibol

  • EDS
  • 17 jun 2019
  • 3 Min. de lectura

Nunca antes me había preguntado cómo se veía el sonido. Fue hasta la mañana del 12 de junio que descubrí los trazos, texturas sobre texturas, de la colección que Pedro Álvarez Estrella, Faibol, presenta en galería +Arte. Sus sonidos me transportaban a las grandes y congestionadas metrópolis. ‘Paisaje Ruidista’ es la forma en que el artista invita a experimentar la conexión de los sentidos: lo visual y lo sonoro.

Frente a la ventana de la galería, el artista cuencano instaló una mesa desde donde se desprendían sonidos a través de micrófonos de contacto que amplifican las vibraciones. El looper le permitía a Fai repetir reiteradas veces las vibraciones que producía con el rozar las baquetas. Por minutos, el espacio se llenó de ruido. A través de la ventana, el tránsito de la ciudad parecía combinar con lo colores y el ruido del artista. Con el cabello suelto, relajado, Faibol me invitaba a mirar su serie.


La sobre-estimulación


Según el artista, la serie -que estará hasta el 21 de junio- es una recopilación del trabajo que ha venido haciendo hace dos años o más. A su obra se la puede ver como capas sobre capas de sonido que van generando la relación de textura, forma y color. Desde que estuvo en la residencia del No Lugar, recolectó audios con su grabadora, esto le permitió experimentar mezclando y representando con la pintura.


Las grandes ciudades parecen enormes manicomios en donde todos se mueven para cambiar de lugar pero no van, en el fondo, a ningún sitio”.


La sociedad del cansancio de Byung-Chul Han


*Serie coronadepatas


La muestra, parte de su tesis, está basada en ‘La sociedad del Cansancio’, un ensayo del filósofo Byung-Chul Han. En una sala donde se repetían varios loops de video, Faibol me hablaba sobre los futuristas y la ‘música concreta’, una investigación de los sonidos generada en 1920 por el francés Pierre Schaeffer. La música concreta le sirivió a Faibol para crear. Descontextualizaba el sonido a través del uso de nuevas tecnologías para la época. Las máquinas con cintas eras los nuevos aparatos que permitían su creación.

“El compositor combina y modifica una serie de objetos sonoros fijados previamente en una cinta, cortándolos, pegándolos y efectuando tratamientos en los sonidos con el fin que no sea reconocible”. - Pierre Schaeffer.

Varias cajas de discos ilustrados por el artista estaban en un mueble de la galería. Entre ellos, el CD de Los Plásticos, un proyecto que lo produjo junto a Cristian Proaño y Pala Minga. Con él pudieron viajar a Guayaquil al Festival FunkaFest y también habitaron a través del sonido varios espacios de la capital. Su portada me recordaba a la serie ‘Huellas efímeras’, murales que el artista pintó en la costa ecuatoriana.


Su espacio de creación


*Foto archivo del artista


Las paredes de Tumbaco siempre han sido un buen lienzo para el artista. Hace más de 4 años que Faibol llegó a Quito para realizar sus estudios superiores y dejar una huella en la ciudad. Los habitantes de las pequeñas calles empedradas de la ciudad satélite reconocen en sus muros las tramas de tinta china con las que Fai ilustra.

Cerca de su casa, un mural con varios corderos se perdía entre la naturaleza. Para llegar a su taller hay que pasar un pequeño bosque. Al ingreso, un lobo hecho en metal adornaba el jardín. Ya en su casa, Negro, su perro, nos recibía. La planta abierta permitía ver la sala, el comedor y la cocina desde la puerta. Los sillones verdes de la sala contrastaba con una hamaca roja que el artista había colgado para su descanso.

Un gran mural adornaba el comedor. Las texturas que repetidas veces aparecen en la obra del artista le daban color a un mueble alto de cocina. Una foto del Chavo del 8 estaba pegado con un imán sobre su refrigeradora. Los guantes de box y el saco colgado en uno de los dormitorios daba cuenta del gusto por este deporte.


Ya casi era medio día. Sobre el piso de la sala, Fai extendió varios rostros con los que se propone realizar paste up por el barrio, ubicado cerca de la Av. Intervalles, antes de regresar a su ciudad de nacimiento.

La finalización de sus estudios y varios otros motivos proyectan su viaje de regreso a Cuenca. El Negro descansaba en uno de los cuartos rodeados de los lobos pintados por Fai que pronto será desalojado. Los lobos que había pintado por estos años en la ciudad se quedaban como marca de su paso por la capital, un tiempo, una historia.

La consola de Nintendo 64 estaba prendida con Mortal Kombat. Antes de terminar, una partida de Mario Kart. Fai me acompañó a cruzar el bosque que rodea su casa.

¡Nos veremos pronto, quizás acá. Quizás en Cuenca!




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