Nueve mujeres activistas inspiran el mural más grande de Quito
- EDS
- 15 feb 2018
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Quince días de trabajo intenso les tomó a Mona Caron y Raúl Ayala pintar 50 metros del mural en dos etapas. La pintura, con varios simbolismos de feminidad, transmiten un mensaje de conservación y lucha por el cuidado del planeta.
Mona y Raúl se encontraban colgados en los andamios al momento que llegué. Eran las 11:00 de la mañana. Habían pasado desde las 6.30 AM subidos bajo el intenso sol. Era su ultimo día de trabajo, habían pintado 15 días consecutivos para concluir los 50 metros que mide la medianera del Edificio El Girón.


El edificio del Arq. Jaime Dávalos fue inaugurado en el año de 1979 y, con el tiempo, se convirtió en una de las edificaciones modernas más representativas de la ciudad. Ubicada en una avenida d12 de Octubre, es importante por su cercanía con universidades y oficinas. Esa mañana varias personas que cruzaban por la esquina que cruza con la calle Veintimilla levantaban su cabeza para mirar la gran luna que los artistas habían decidido ubicar al tope de su obra.

Diosa de las mareas y el agua, la luna, se encontraba custodiando a las 9 mujeres que Mona Caron y Raul Ayala habían pintado meses antes. La historia empieza en Noviembre 2016, cuando los artistas llegaron a Ecuador en el marco de Habitat III. Mona proveniente de Suiza y Raúl, ecuatoriano radicado en Estados Unidos, emprendieron el reto de pintar el mural más grande de la ciudad usando el muralismo como una voz que guarda un mensaje en el tiempo.

En esos días conocieron a 6 mujeres amazónicas y 3 mujeres andinas que llegaron a la ciudad para luchar contra la extracción minera y la explotación y expropiación de sus tierras. Los artistas mantuvieron un diálogo directo y trabajaron con las activistas que quedaron retratadas en 10 metros de altura del mural.
Ellas representadas en la base del edificio se entremezclan con productos que se cosechan en sus comunidades, raíces y vegetales muestran la abundancia de nuestra tierra.

`Mujeres custodias de nuestro hábitat en peligro` es el nombre que los artistas le otorgaron al mural. Cerca del taita Cotopaxi y de una bardana silvestre, una mujer amazónica representado la Pachamama riega desde el aire hojas de colores y agua.

Un polluelo en sus primeros días representaba la vida. Una gran planta de maíz se eleva hasta las alturas y se entremezcla con grandes hojas selváticas.


Las cuerdas de los andamios parecían ser largas lianas que colgaban desde los aires. El cielo despejado dejaba pasar los rayos de sol de medio día. Raúl y Mona bajaron luego de cinco horas de trabajo. Era su ultimo día.

Mona se sacó el casco y se acercó con una sonrisa. Aunque parecía exhausta se dio el tiempo para conversar y hablarnos de su trabajo. Mientras nos comentaba de su experiencia con las mujeres que luchan por su espacio, territorio y oxígeno y su vivencia en el campo. Caron se enredaba su pelo para hacerse unas trenzas mientras Raúl conversaba por celular. Los 50 metros llenos de color representaban la vida, lo orgánico y el poder de sentirse cerca de la tierra, de la luna. Del sol.
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