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Clio Bravo replantea la historia del arte a través del pensamiento de Agnés A. Caamaño

  • EDS
  • 31 ene 2018
  • 3 Min. de lectura

Usando su cuerpo como soporte y un arduo trabajo de investigación, la artista Clio Bravo crea un nuevo guion en la historia del arte. Su obra ‘Tras los pasos de Agnés A. Caamaño’ es una propuesta soportada en fotografías, cartas y artículos de quien -para ella- hubiera sido una de las curadoras de arte más importantes del siglo XX


Era un sábado por la tarde y me reuní con Clio Bravo (29), artista ecuatoriana nacida en Riobamba y radicada en Quito desde que inició sus estudios universitarios. Nos encontramos en No Lugar, un espacio creado para la producción artística contemporánea. La casona, ubicada en la calle Juan Larrea y Buenos Aires, es parte del barrio por donde cruza la Av. América y en el que arquitectónicamente se mezclan varias épocas de una ciudad.


En No Lugar desde hace algunos meses funciona NODO, un programa para artistas interesados en producir obras a través de un debate entre curadores guías y artistas que integran el equipo de trabajo. Clio es parte de este proyecto en el que, a través de una investigación personal y una interacción con los demás participantes, ha podido darle continuidad y forma a su obra ‘Tras los pasos de Agnés A. Caamaño’, un trabajo que a partir de la creación del personaje de Agnés, se plantea una nueva postura en el campo de la mujer y el arte.

La artista me invitó a pasar a su estudio. Una pared roja de fondo le otorgaba fuerza y personalidad al lugar. Bravo prendió un cigarrillo y me empezó a hablar sobre su obra. Su cuestionamiento surge de la pregunta de Linda Nochlin “¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas? (1971)”.

Una representación de la obra de Araceli Gilbert se encontraba colgada sobre una de las paredes de su espacio. La guayaquileña de las líneas y formas geométricas -actual inspiración de muchos- vivió en la misma época de Oswaldo Guayasamín y su trabajo pasó desapercibido. Menos para Agnés A. Caamaño .

Agnés, nacida en Quito en 1930, estudió en la escuela de Bellas Artes de La Alameda y luego viajó a Paris a estudiar historia del arte en la Sorbona. En ese tiempo conoció a artistas e intelectuales exiliados, como su amiga Leonora Carrington y Maya Deren, con quienes viajó a Nueva York para ingresar al Sarah Lawrence College.

Fue autora de libros y ensayos críticos relacionados a la evolución del arte en América (Avant-Garde and Kitsch), el desarrollo del cubismo y el arte abstracto y varios ensayos críticos sobre arte moderno y la cultura.

En 1986, Caamaño se suicidó en Nueva York, la misma ciudad en donde su carrera brilló. Una de sus muestras más importantes, inspirada en su libro ‘Cubism and Abstract Art’, fue la exhibición ‘This is Art’, montada en el MoMA (Museum of Modern Art), en 1957.

En esta muestra se agrupaba el trabajo de 13 artistas mujeres latinoamericanas: Araceli Gilbert, Lygia Pape, Clark, Carmen Herrera, entre otras. Como prueba de esto, Clio mantiene en su estudio varias fotografías colgadas del techo que quedaron como registro del montaje.

Los objetos como los lentes o la máquina de escribir que uso Caamaño también se encuentran en una esquina de su estudio, estos artículos fueron recolectados de su abuela y sus tía y se encontraba un tanto empolvadas en antiguas cajas metálicas.

Recordé inmediatamente haber visto en una muestra de Bravo, un autorretrato de Caamaño, con los mismos ojos ambicioso de reivindicar a la mujer con los que me hablaba ese momento la artista. El trabajo de la Clio me recordaba al libro de Linda Seger, ´Como crear personajes inolvidables´, un arduo proceso de definir a un personaje por sus particularidades.

Sobre su escritorio, colgado y enmarcado en un brillante dorado, se encontraba el libro ‘Historia del Arte’, de Gombrich, que estaba atado y con sus hojas en blanco, intervenido por la artista, a manera de crítica al discurso del arte.

Sobre su escritorio, el color rosado prevalecía, el protector de su iPad hacía juego con envase de agua. “Antes odiaba el rosado”, dijo Clio. Ella trabajó en proyectos digitales sobre la violencia de género, en la cuenta de Instagram: @barbie_uio o Facebook: Barvalicious, reúne comentarios de usuarios reales que agreden directamente a las mujeres. Este proyecto fotográfico, trabajado con montaje, representaba crudas escenas a través del uso de muñecas plásticas, y nos revelan las inconsistencias y agresiones sociales que aun se encuentran presentes en campos como el arte y varios, muchos otros.

Sobre su escritorio, un tronco de madera invitaba a la artista en tomar una nueva forma. Bravo me comentaba que desde hace desempolvó el martillo y el cincel para su siguiente obra, una evolución que continuará validando a la mujer en la historia y actualidad.



 
 
 

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