El reciclaje de edificios en el Centro Histórico aprovecha el paisaje de Quito
- EDS
- 26 abr 2017
- 3 Min. de lectura
La topografía de las ciudades de montaña hacen único al paisaje. Nuestra sierra, premiada con infinidad de colores, comparte la relación de crecimiento de sus ciudades: el patrón de ciudad española entre montañas se repite. La plaza central comparte los poderes políticos y eclesiásticos y su estilo de organización cuadriculada en forma de damero se extiende hasta donde las quebradas lo permiten.

Junto a los alumnos del taller de fotografía que estaba dictando, habíamos decidido hacer prácticas. La salida de campo partía de una propuesta personal de cada uno de ellos. El interés por indagar sobre espacios icónicos de la ciudad nos hizo llegar hasta el recién terminado Conjunto Habitacional Hotel Colonial. Este edificio, rehabilitado por MCM+A Taller de Arquitectura, parte de la concepción del reciclaje de los edificios que se encuentran en el casco colonial.

Históricamente, por su cercanía con la terminal de buses de Cumandá, este hotel era frecuentado por varios equipos de futbol de provincia que llegaban a la capital para sus cotejos. También cuenta la historia que Julio Jaramillo se alojó alrededor de tres meses en las habitaciones del Colonial.

Las edificaciones actualmente reconstruidas se encontraban en un terreno quebrado que le otorgaba una increíble vista hacia las cúpulas de la ciudad. El ingreso principal está dispuesto por la calle Maldonado, muy cerca de la puerta se encuentra la estación Cumandá del Trolebús. El proyecto se desarrolla en dos grandes bloques: A y B.

La reconstrucción logró 27 departamentos, todos con similares servicios. En el bloque B, una extensión se eleva desde la base para conformar cuatro cubos de ladrillo visto y hormigón armado donde se distribuyen 16 departamentos privilegiados por la vista hacia la ciudad.

Los materiales usados, tanto en los bloques antiguos como en las extensiones nuevas, guardaban su coherencia. Los colores también eran otro elemento que iba sumando personalidad a las áreas.

Las vigas o escaleras metálicas turquesas y los pisos de cemento pulido amarillo compartían el espacio con antiguos mosaicos.

Las placas de hormigón armado se rompen con las persianas de madera. Los altos techos con tensores y las gradas alivianadas metálicas mantienen fresco el ambiente de los espacios.

Los sitios de tránsito dentro del conjunto habitacional se convertían en miradores que desembocaban en plazas con jardines verticales con hermosos ángulos de la ciudad.

El relieve de Quito nuevamente jugaba a favor de esta edificación que se encontraba incrustada en la ladera de una montaña con vista a la vía que comunica al centro de la ciudad con El Trébol, generando esa sensación visual que repetidas veces encontramos en la ciudad pero que, por su entorno y particularidad, se convierten en encuadres únicos.

El antiguo Hotel Colonial, convertido ahora en un proyecto habitacional, ganador del Premio Nacional categoría D en la Bienal de Arquitectura, estaba concebido para regenerar la zona deprimida, y aunque mantenga su esencia, aún sus alrededores no son espacios que han evolucionado a cambios positivos.

Eliminar los parqueaderos del conjunto habitacional posiblemente haya sido una propuesta acorde a una confianza en esa regeneración global, sin embargo, al no existir esa evolución urbana, se convierte en una carencia.


El nuevo Hotel Colonial se desarrolló para apoyar a fortalecer la política pública de vivienda en el Centro Histórico. Es necesario evolucionar la vista de una ciudad colonial, museo, intocable.

El reciclaje y la rehabilitación son grandes posibilidades acompañado por reformas de uso de suelo que permitan una nueva confluencia de gente, caso contrario seguiremos manteniéndonos como ciudad patrimonial que le teme al avance.
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