Halloween, sin date y sin disfraz

Hay culturas que usan máscaras o se pintan para decorar sus caras en ocasiones especiales. Son fechas en las que posiblemente la magia vibre alrededor de sesiones de varias índoles. Disfrazarse es quizás la manera más divertida de sacar un alter ego profundo. Era Halloween 2016 y el disfraz para este año no había aparecido, ese alter ego estaba listo para retratar sin caretas un hermoso espacio tomado por la noche, la música y la magia.

Por las redes sociales del Sofar Sounds Quito anunciaban un nuevo concierto secreto. No había disfraz, ni date para pasar la noche, a cambio de eso un sinnúmero de amigos con una petaca de “caña linda” invitaban mover un poco la cabeza.

Las luces del centro de la ciudad son especialmente intensas. Tuvimos que llegar hasta la “Mama Cuchara” donde indicaba el mapa que había sido posteado horas previas. Tres increíbles bandas: Paranormal, Electric Shock Therapy y La Calle Morgue, eran el show de la noche.

Dentro del barrio tranquilo y tradicional, una casona estilo villa nos daba la bienvenida, el desbanque de su terreno le permitía una grandeza en la fachada posterior.

Una escalera daba ingreso a una pileta; hermoso lugar para ver las brujas volar mientras, entre banda y banda arreglaban los equipos.

Los sonidos de las guitarras retumbaban en el vacío de los espacios contra las grandes paredes de tapial y ladrillo. El patio central aunque abandonado estaba tomado por el visitante de la noche que lanzaba piedrecitas desde la planta baja del pulmón donde le gustaba esconderse tras lo pilares de piedra que soportan la casa.

En el baño dos fantasmas, Charlie y Emilia, se tomaban una foto bajo la luz negra del lugar.

El visitante del corredor era la luz fucisa que enmarcaba un gran ventanal hacia El Panecillo.

Los sonidos de los instrumentos se habían apagado y la botella de “caña linda” estaba a punto de terminar.

Es como el sueño de un grupo de locos que se habían tomado un departamento en Londres en 2009 para hacer el primer Sofar, estaba haciéndose realidad en otra coordenada del planeta con otro grupo de locos, que cansados de la noche de brujas se retiraban a sus casa a dormir, sin caretas ni disfraces, pero con mucho dark wave en sus venas.