Gisella Iturralde, simbolismo y fuerza expresiva
- EDS
- 31 ago 2016
- 2 Min. de lectura
Insisto, algo hermoso de Quito es su topografía, se ha llegado a construir en sitios inimaginables. Las carreteras y puentes siguen las formas de las sinuosas montañas. Los edificios se yerguen uno junto al otro, creando patrones y texturas.

La vista se convierte en privilegio. Llegué hasta el edificio del arquitecto Diego Ponce, una cuchara donde se desarrolla el proyecto de dos torres en medio de grades jardineras, parecería que el paisaje invita a las edificaciones a ser parte del espacio.

Subí hasta el piso uno. Una silla de tigua y un bodegón con pequeños figurines adornan el hall de la entrada.

Gisella me recibió y me invitó un café, “tengo cerveza si quieres”. Coincidimos en no ponerle azúcar y fuimos hasta la sala donde también esta su taller. Nos sentamos a conocernos. Me llamaba mucho la atención de los cambio en el arte de Iturralde, parecería que sus procesos han sido impactantes, fuertes y exploratorios.

Me contaba sobre la práctica de varias técnicas, una de esas el collage; de un sobre con papel encerado sacó varios artes, colección que será próximamente aplicada.

Hablamos sobre el gusto, la estética y el arte actual. Amante de la revista de fotografía “Black & White Magazine”, Iturralde recuerda su paso por la fotografía.


Presumo que estamos pasando por momentos de exploración. La conexión con su última obra me impactó desde el momento en el que lo vi, una serie con gran calidad simbólica y fuerza expresiva.


En ese momento, su hija Luciana, se incluyó en la conversación, conocía muy bien a su madre y aportaba con algunos comentarios o fechas que recordaba. En la sala conversaban sobre un cuadro que estaba colgado en la columna, un retrato de la abuela “esa es parte de la colección de la artista”- confirmó Iturralde.


La casa de Gisella tiene el aire de una galería, la recorrimos. Sus paredes son la cronología del tiempo, los trabajos tienen el valor que la artista lo destina. Dibujos enmarcados (de la universidad), recuerdos, momentos, etapas y procesos. De familia mexicana, la artista impacta por el color. Una serie de pinturas sobre mujeres olvidadas en la historia, acercan a la artista con el género.


Unos pequeños bodegones confeccionados para una feria adornan otro espacio de la casa.

Era momentos de irme, bajamos a la planta baja, antes de partir fumamos un tabaco, nos quedamos con mucho por conversar, el tabaco se terminó, Gisella y Luciana volvieron al edificio, yo me quedé por unos minutos viendo la montaña.

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