Paula Arias, la fuerza del color
- EDS
- 17 ago 2016
- 2 Min. de lectura
La casa de Paula me trae grandes recuerdos, era el sitio dónde hace algunos meses habían explotado miles de ideas, ejecución de hermosos proyectos, increíbles momentos compartiendo un tabaco en el porche de su casa. Había pasado el tiempo y muchas cosas cambiaron, ese revivir me generaba fuertes sensaciones.

Crucé el comedor exterior hasta llegar a su taller.

Ahí estaba Pau, me invitó una taza de café y nos sentamos a conversar. Es imposible no sentirse abrazado con tan solo las risas de Paula, de pronto en esa casa donde todo era distinto volvía a parecerme un territorio tan conocido como el de siempre.

Desde la primera vez que conversamos, no paramos de soñar, con la pasión y el corazón en la mano que a la artista caracteriza. En esas épocas teníamos grandes proyectos como “Supermente”, una muestra de arte actual que ocupaba espacios abandonados o difería de estar montado en una galería tradicional. Con una sensibilidad innata la artista nos guiaba para lograr siempre lo que nos proponíamos, y lo conseguíamos. Desde la primera vez que vi su arte me impactó el color y las formas, parecería que el alma de Arias nunca habría perdido su inocencia.


Ya en el taller Paula abrió un lienzo fondeado, listo para pintar unas amapolas que le había encargado su papá.




Mientas ella empezaba con su obra, conversamos sobre algunos cuadros que adornan su taller, su evolución no ha dejado jamás la fuerza del color.


No la recordaba pintando, pero su magia seguía intacta, sus ojos brillaban con el reflejo rojo de las amapolas sobre el lienzo. El tiempo había pasado, Ágata, que la conocí cuando era tan solo una cachorra, ahora acompañaba a Arias en su labor.

En ese tiempo la vida nos había puesto pruebas a todos, y después de una experiencia que estremeció a muchos, en especial a Paula, veo a la artista llena de energía.


Aunque con rezagos de un fuerte golpe en el corazón, es la demostración más cercana de la inspiración a través de un proceso de sanación y fortalecimiento. En el marco del Project Room del No Lugar, la artista propone “Limites de un cuerpo limitado: registro vertebral” una instalación que incluye elementos que han sido parte del proceso de sanación de la artista y que traduce de una manera poética el desahogo de su momento.




Era la hora de almuerzo y Pau esperaba a su madre y a los chicos, subimos hasta su casa,

me mostraba uno de sus últimos cuadros.

Las cosas en casa parecían haber cambiado, pero el amor de Paula Arias nunca, nunca.
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