Suerte, sensibilidad armoniosa
- EDS
- 23 may 2016
- 2 Min. de lectura
Empezaba mi viaje hacia la Suerte. Me encontraba nuevamente en las afueras de la ciudad. Llovía.

Caminos con grandes árboles me conducían hasta la puerta de su casa. Un patio frontal era parte del parqueadero. El olor a hierba mojada me producía flashbacks del pasado. Saludamos y el mundo de la Suerte se me presentó en forma de naturaleza.
Una casona con más de un siglo de años es el espacio de la Suerte. Lugares que transpiran momentos, sitios que guardan energías.

Caminamos hasta el patio trasero. El sonido de los pájaros generaba tranquilidad. A lo lejos la imagen de una villa campestre me cautivaba. Los detalles de las ventanas arqueadas y el hierro forjado me trasladaban a otras épocas.

La luz cálida rellenaba el taller. Cuadrículas permitían el ingreso de luz natural.

El corredor como espacio de tránsito había mutado para convertirse en el sitio de creación.

Texturas de rayas con crayón, se mezclan con bocetos y libros de arte. Todo tiene coherencia.

La baldosa en forma de damero combina con las molduras blancas de las puertas de madera que a su vez tienen similitud con las formas de las lámparas de hierro forjado.

Tan coherente como el arte de la Suerte. Sus obras han ido tomando una firma clara y notoria en cuanto a la forma, estilo y concepto. La naturaleza esta inmersa, la sensibilidad armoniosa con el ser y la coherencia del habitar.

La casona de estilo la español mantiene su patio central con las habitaciones a sus alrededores.
Antes de despedirnos fuimos a un galpón dónde la artista produce sus obras más grandes. Un equilibro sensible entre la naturaleza y la espacialidad, reflejo y firma de su arte.

Comentarios