Fidel Eljuri, simbología que representa
- EDS
- 16 may 2016
- 2 Min. de lectura
Por algún lado de la montaña estaba ubicada la casa de Fidel. Mensajes cortos de comunicación me daban referencia de la poca ubicación que tenía en las calles empinadas de las montañas que dividen Quito del valle. Volví a recorrer el mapa que me había enviado en días previos. Había pasado miles de veces y no lo encontraba. Era una entrada oscura ¡Al fin!. Ahí estaba Fidel esperando. Cruzamos un largo patio frontal hasta llegar a la casa.

Subimos hasta su estudio desde donde me mostró la vista inspiradora de su trabajo.

La luz de la lámpara que había conectado en el balcón coloreaba las texturas de mis fotos.

Mientras me divertía con la larga exposición nos pusimos a conversar sobre su trabajo. “La mutación del arte en una sociedad materialista”, es el tópico de la XIII Bienal de Cuenca “Impermanencia” curada por Dan Cameron de la que será parte Eljuri junto a quince artistas nacionales. De acá partió la conversación de la solubilidad del arte y lo volátil de lo contemporáneo.

No era la primera vez que conversaba con un artista visual, había pasado en pre producciones y montajes. Trataba de encontrar algo más trascendental.

Mientras me indicaba un video registro de una de sus obras montadas en el Teatro Variedades sobre temas shamánicos, alcancé a ver un mantón que cubría la ventana.

Se trataba de un regalo de parte de una comunidad peruana a la que había asistido para montar uno de sus proyectos.

Ya en el primer piso los símbolos se iban haciendo más visibles.

Texturas naturales se mezclaba con máscaras de fiestas populares ecuatorianas.


Una escultura hecha de tubo de luz rojo en forma de sol quitu-cara contrastaba con la naturaleza del exterior. Una máscara de la Diablada de Píllaro adornaba la parte superior de la chimenea. Empezaba a entender esa firma, lo trascendental.

Antes de despedirme visitamos su patio trasero,

Un jardín con grandes árboles. La luz morada de la lámpara que había conectado en el balcón volvía a sorprenderle por la tonalidad que le tornaba a su estudio. “En serio vivo ahí”, dijo.

Comentarios